Helmut: El Niño Abandonado (Novela) Capitulo 373.2


C373.2

Parecía que, una vez dentro de la mansión, no había escapatoria. En poco tiempo, Sian se vio arrastrado a las clases junto con los demás. Enseñar a Alea implicaba involucrar a los demás de forma natural: una astuta estrategia de la Gran Duquesa.

—Bueno, aquí estás, amiga —saludó Asuka a Sian con una sonrisa irónica al llegar al lugar de la clase. Irradiaba un sentimiento sombrío, como si le alegrara la perspectiva de soportar el sufrimiento juntos.

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Gracias a la Gran Duquesa, Sian ahora vestía un impecable traje formal verde, aunque se quejaba sin cesar.
¿Qué es esta tontería? Soy un plebeyo; no necesito estas tonterías aristocráticas.

—Aun así, dijiste que te gustaban las cosas nuevas, ¿verdad? Con eso puesto, te ves bastante presentable. Si tienes alguna queja, no me culpes a mí, sino a Alea.

—Sí... ¿Cuál es su motivo... eh? —Asuka se quedó callada a media frase cuando Alea entró con un vaporoso vestido blanco. Se quedó boquiabierto, no de admiración, sino de pura incredulidad.

¡Estás loco! ¿Por qué te paseas así vestido? Pareces un drag.

Alea le lanzó una mirada gélida.
"Callarse la boca."

—B-bueno… eh… hmm… En realidad, te queda bien.

Sian ofreció la reacción más normal hasta el momento. Con su brillante cabello plateado cayendo en cascada por su espalda y adornos de flores de lavanda a juego que acentuaban sus ojos violetas, Alea irradiaba una belleza casi cegadora. Si entrara en un salón de baile, sin duda se oiría una exclamación de asombro.

Finalmente, Helmut se unió a ellos, vestido con un impecable traje formal blanco, a juego con el atuendo de Alea. Su aspecto impecable contrastaba marcadamente con su habitual porte rudo, pero el peligro inherente que se escondía tras él era inconfundible. En lugar de parecer excesivamente refinado, irradiaba autoridad regia, evocando a la realeza o quizás al legítimo heredero del Ducado de Renosa.

—¿Helmut...? —preguntó Sian con vacilación, mientras Asuka guardaba silencio. Solo Alea mantuvo la compostura, comentando secamente:
“Ese traje te queda bien.”

“Lo mismo va para ti.”

Sus miradas se cruzaron, creando una atmósfera íntima que incomodó a Sian y Asuka. Justo entonces, un gato blanco con una cinta roja entró tranquilamente por la puerta.

La anfitriona me dio esto. No está mal, pero hace ruido.

Al parecer, las campanillas tintineantes adheridas a la cinta deleitaron enormemente a Elaga.

"¡Dios mío, qué grupo tan encantador! ¡Todos están guapísimos!", comentó la Gran Duquesa al entrar.

Entonces, empecemos con tus clases. ¡Y gatita, ven aquí!

Antes de que Elaga pudiera protestar, la Gran Duquesa lo recogió, decidida a recortarle el pelaje a pesar de sus protestas.

Durante el resto del día, los cuatro compañeros soportaron rigurosas instrucciones de una estricta noble de mediana edad. De todos, Alea fue la que más rápido dominó la etiqueta.
¡Excelente, impecable! Tu postura y tu andar rebosan dignidad.

Sin embargo, cuando se trataba de baile social, Alea era quien tenía más dificultades.
¡No, deja de moverte tan rígido! ¡Relaja el cuerpo y muévete con fluidez al ritmo de la música!

Al final de la sesión, la instructora se agarró la cabeza con desesperación.
“Dios mío, bailar contigo es como arrastrar un tronco de madera”.

Esta fue la primera vez que Alea se enfrentó al fracaso, lo que la dejó visiblemente frustrada. Alguien incapaz de sobresalir en algo era un concepto ajeno a ella.

En cambio, Helmut sobresalía con naturalidad, adaptándose con rapidez a las intrincadas reglas de la etiqueta imperial y dominando la pista de baile con la misma destreza. Resumió la esencia del baile social con sucinta precisión.
“Controlar la fuerza y ​​la debilidad es como blandir una espada”.

—Uf, deja de fingir que ya lo tienes todo resuelto. Es molesto —se quejó Asuka. Habiendo empezado antes, progresó con paso firme, mientras que Sian se adaptó sorprendentemente rápido.

Cuando concluyó la lección, el instructor se volvió hacia Alea con un suspiro de simpatía.
Necesitarás más práctica, pero asociarte con Helmut podría ayudarte. Parece tener mucha facilidad para adaptarse a su compañero.

De hecho, Alea confiaba lo suficiente en Helmut como para relajarse durante sus bailes. Como Alea era la única mujer, las tres acabaron bailando con ella, pero tanto Asuka como Sian se volvían extremadamente torpes y rígidas cada vez que bailaban con ella, lo que empeoraba su rigidez.

—No te preocupes, Alea. No necesitas ser una bailarina perfecta. Yo me encargaré de que no se note... —Helmut intentó tranquilizarla.

Sin embargo, sus palabras hirieron directamente el orgullo de Alea. Girándose bruscamente, lo fulminó con la mirada antes de marcharse furiosa.

Sian meneó la cabeza.
—Helmut, ¿por qué, aunque tu habilidad con la espada mejora, tu inteligencia emocional nunca parece alcanzarla?

“…….”
Helmut permaneció en silencio, sin saber exactamente qué había hecho mal.

Unos días después, mientras continuaban practicando la etiqueta y bailando, llegó una noticia importante.
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Trial

I like Korean novels (Murim, Dukes, Reincarnation, etc, etc, etc)

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